El comienzo de la Gran Aventura…

Entonces el dragón despertó…

Mi pueblo, los Norn, siempre han tratado de alzarse ante las otras razas. Siempre hemos luchado por evitar el avance de los Charr en el norte, nunca hemos comprendido demasiado a los pequeños Asura, los Sylvari son demasiado jóvenes para nosotros, y los Humanos… demasiado bajos para ser tan parecidos a nosotros. En esas estábamos cuando Zhaitan despertó del sueño y arrasó con pueblos de todas las razas de Tyria, y convirtió a otros a su yugo. Hoy, todas las razas tratamos de luchar contra él, y contra el resto de dragones y razas que les ayudan.

No soy muy alta, al menos eso dicen los míos. Pero tengo el poder de la magia en mí, y debería poder ser capaz de convertirme en alguno de los animales a los cuales mi raza venera: el oso, el lobo, la pantera de las nieves o el cuervo. Mis antepasados adoraban al tótem del cuervo y a él estoy consagrada.

Nunca he ido más allá del Bosque Borealis, siendo niña. Y hasta ahora sólo había pisado la capital de los Norn un par de veces. Pero hasta allí he tenido que ir para buscar mi futuro y aprender todo lo que necesito como Elementalista.

Quizás aún no pueda realizar más de un conjuro con cada elemento, pero pienso practicar hasta conseguirlo. De momento lanzo esquirlas de fuego, un rayo en el aire, lanzo piedras sin tocar la tierra y esquirlas de hielo contra mis primeros rivales.

De momento, he viajado hasta Hoelbrak sola por primera vez cruzando el Puesto de Vigía Oriental y allí me han entregado una daga y un foco. Y ahora a buscarse la vida.

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