Las Profecías del Buscador de la Llama: El Manto Blanco y Los Elegidos (1ª Parte)

Mapa de Kryta

Creí que la historia que Gordon Ecker me contó al pararlo en Arco de León eran simples creencias de un mundo hoy alterado por todos los acontecimientos que han pasado. Y es curioso porque adquirí un tomo que llevo conmigo desde que partí de allí, aún con su historia en mi cabeza.

Parecía un tomo viejo, que creí lleno de historias fascinantes hasta que me di cuenta que sencillamente estaba encriptado. Y Gordon Ecker fue bastante claro en ciertos detalles, uno de ellos es que sólo podría saber qué contenía cada capítulo si alcanzaba con él el lugar al que estaba predestinado que llegara, para cumplir esa profecía.

Cuando le pregunté a qué profecía se refería, se limitó a decir: «La que Glint ha predicho ochocientos años antes de que ocurran». Supongo que por eso le compré el tomo, porque siempre me han gustado las predicciones del futuro, y más si es sobre Tyria.

Y todo que quedó así, y me limité a pasar las hojas de un libro viejo y sin sentido, del que no comprendía nada. Mi misión en ese momento era clara, conseguir alcanzar el Litoral D’Alessio, y allí informar de todo lo acontecido hasta ahora en Ascalon, esperando que el Manto Blanco, encargados de el orden de Kryta supiera lo que, si no se impedía, acabaría ocurriéndole también a aquellas fértiles tierras. Y fue al llegar hasta aquí, el hogar de Saul D’Alessio, como si de magia se tratara, vi como una de las páginas del tomo llevaba el nombre de esta nueva zona a la que acababa de llegar. Y entonces comprendí que era yo quien debía escribir lo que acontecía.

Litoral D’Alessio, Kryta

Por fin en el Litoral D’Alessio pudimos informar al Manto Blanco de lo ocurrido. Y por fin teníamos una nueva misión, alcanzar la Costa de la Divinidad. Pero no antes de abrirnos paso por media Kryta.

Primero viajamos hacia el norte, alcanzando los Manantiales de Bergen. Y tras cruzar la Terraza de Nebo, Kryta del Norte y y las llamadas Tierras Malditas, nuestras misiones nos llevaron hasta Beetletun. Tuvimos que hacer parada de varios días allí para intentar ayudar y avanzar en nuestra misión de alcanzar zonas nuevas para los refugiados. Y a su vez, el tomo permaneció en silencio, su magia no hizo aparecer ninguna revelación nueva en sus páginas, así que sabía que todos aquellos lugares eran simple de zonas de paso.

Manantiales de Bergen, Kryta

Aldea de Beetletun, puesto fronterizo

Tras un largo y agotador viaje repleto de peligros y amenazas constantes por La Cortina Negra, obtuvimos nuestra recompensa al llegar a lugar sagrado: El Templo de las Edades.

Templo de las Edades, Kryta

Sé que los dioses partieron hacia La Niebla hace mucho, y que de momento, sólo postrándonos ante sus efigies podemos imbuirnos con su presencia durante un escaso momento. Pero para momentos de desesperación como el nuestro, es todo un consuelo. Y aquí están, las estatuas de los Cinco Dioses: Grent, Balthazar, Dwayna, Melandru y Lyssa. Lo que no esperaba, fue poder ver a Salma, la hija ilegítima del Rey Jadon (último Rey de Kryta) y de la Sacerdotisa Berea, lo que la hace descendiente directa del Rey Doric, rey de la que es ahora Tyria unida. Y aquí sigue, junto a los dioses, luchando por sus ideales a pesar de haber sido abandonada a su suerte por su padre el rey tras la invasión de los Charr. Decir que es un honor es quedarse corto, y espero que algún día mis descendientes sepan que luche junto a ella en estos tiempos aciagos.

Santuario Cay, Kryta

Con un largo descanso en esta zona, pudimos partir hacia Costa de Divinidad, y no fue hasta alcanzar el que sin duda es el lugar elegido para afincarnos, como refugiados, cuando el tomo de Las Profecías del Buscador de la Llama volvió a activarse. Y como invitado y miembro honorario del Manto Blanco se me ha invitado a formar parte de un ritual antiguo: La Prueba de los Elegidos. Ahora soy uno de ellos y deberé viajar al sur para localizar a otros como yo usando el Ojo de Janthir.

El viaje al sur fue recorriendo gran parte del ancho territorio y localizando a todos aquellos que fueran Elegidos. Sólo alcanzado el Puerto de Pescadores, pude depositar el Ojo de Janthir portando conmigo a gran número de Elegidos en mi camino.

Mis pasos en esta misión parecen querer llevarme a tierras mucho más lejanas que la propia Kryta. En estos lugares nuevos, el tomo me indica que tendré que volver a ellos, pero que mi misión de momento ha cambiado: Los Elegidos han sido tomados prisioneros por la Hoja Brillante, y deben ser rescatados. Deberemos adentrarnos en Territorio Salvaje en las Selvas de Maguuma, y allí será donde vaya.

Loamhurst, Pueblo de Pescadores donde se encuentra el Pedestal del Ojo de Janthir.

 

Las Antiguas Deidades

No todas las razas de Tyria adoran a los dioses. Cada raza, tiene sus propias creencias, y aunque admiten la presencia de estos en el pasado, no todas las veneran.

Es por ello, que cuando se habla de deidades, se habla de dioses adorados por la raza humana, mi raza.

Más antiguos que los Seis Dioses, y anteriores al Giganticus Lupicus, el que fuera el último gigante de Tyria en desaparecer, fueron los Dragones Ancianos (y que acabaron precisamente con el último gigante de Tyria), y estas criaturas han estado durmiendo durante miles de años, siendo olvidadas por las razas de Tyria durante muchísimo tiempo.

Antes de que los Seis Dioses cruzaran la Niebla, en Tyria se adoraba a los llamados «Antiguos Dioses«. Estos eran Dhumm y el predecesor de Abbadon. La información sobre ellos es escasa dado que mucha se ha perdido en los anales del tiempo.

Sobre Dhumm se sabe que fue el Dios de la Muerte y que su puesto fue usurpado por el Dios Grenth cuando cruzó la Niebla con sus cinco compañeros.

Los Seis Dioses que cruzaron la Niebla y que trajeron con ellos a la humanidad a Tyria convivieron a su llegada con Los Olvidados, con Los Videntes (casi extinguidos debido a su guerra con los Mursaat), los Mursaat y los Jotun (que eran los gobernantes de las Montañas Picoescalofriantes) como razas más antiguas. Mientras la humanidad se extendía, Los Olvidados decidieron no entrar en guerra con los humanos protegidos por los Seis Dioses y optaron por exiliarse al único lugar donde los humanos no podían vivir, El Desierto de Cristal. Allí son los guardianes de las Pruebas de Ascensión, sí como los seguidores y vigilantes del la Dragona Glint (El Dragón de Cristal). Los Seis Dioses pidieron a los Olvidados vigilar a la humanidad mientras construían Arah, la Ciudad de los Dioses, en Orr.

El Dios Abbadon, uno de los Seis Dioses antes de ser desterrado

Abbadon: Fue el dios del Agua y de los Secretos. Es el único dios que no regresó a la Niebla tras el Éxodo de los Dioses al ser desterrado. Se cree que sustituyó a un dios anterior a él y del que se desconoce el nombre. Los Margonitas, una civilización marinera, renegaron del resto de dioses y lo adoraban como dios único. Fue precisamente este dios quién entregó la magia a la humanidad, y el que debido a ello, provocó la guerra entre las razas de Tyria. Ante los ruegos del rey Doric a los dioses, la magia que fue concentrada en la Hematites (creación de los Videntes) para ser entregada a las razas de Tyria, fue dividida en cinco partes que fueron desperdigadas por el mundo, haciendo que la magia se debilitara. Debido a ello, Abbadon se enfureció con el resto de los dioses y entraron en guerra, tras transformar a la civilización margonita en criaturas etéreas demoníacas. Abbadon fue derrotado, y acabó con él, la Comandante de Los Lanceros del Sol, Kormir. A partir de ese momento, Kormir pasó a ser una diosa (la Diosa de la Verdad) y cruzó con sus compañeros al otro lado de la Niebla, tras el Éxodo de los Dioses. Abbadon fue arrojado a la Boca del Tormento, junto a sus criaturas siendo conocido su reino desde entonces como Reino del Tormento y donde aún permanece.

Estatua de Dwayna en el Punto de Ruta de Ministro en LInde de Divinidad

Dwayna: Es la diosa de la vida y del aire y es la líder de los dioses que cruzaron a Tyria a través de la Niebla, y la primera que se presentó a los humanos. La magia de aire es su especialidad y la aprenden los Monjes y los Elementalistas, algunos Parangones y Derviches de aire. También es la diosa de los viajeros.

Estatua de Melandru, en la Plaza de Melandru, Linde de Divindad

Melandru: Es la diosa de la tierra, de la naturaleza, los caminos y los refugios. Así como señora de la armonía. Los Guardabosques, los Elementalistas de Tierra y los Derviches de Tierra. Se dice que Los druidas de Maguuma adoraban a esta deidad.

Estatua de Grenth en la Plaza de Grenth, Linde De Divinidad.

Grenth: Es el dios de la Muerte, del frío y su antecesor fue Dhuum. Es el señor del Inframundo, de las almas, del sacrificio, de la oscuridad, de la ambición y del juicio. Los Nigromantes, los Elementalistas de Agua y los Ritualistas lo adoran.

Estatua de Balthazar, en la Plaza de Balthazar, Linde de Divinidad.

Balthazar: Es el dios de la guerra y del fuego. Los Guerreros, los Elementalistas de Fuego, los Parangones y los Monjes de ataque usan su don.

Estatua de Lyssa, en la Plaza de Lyssa, Linde de Divinidad

Lyssa: Es la diosa gemela, siendo la señora de la belleza y de la ilusión, del caos, de la suerte, del misticismo y de la dualidad. Es la diosa de los Hipnotizadores y también de los Asesinos. Existen leyendas que jóvenes que se detuvieron a contemplar una de sus estatuas quedando hipnotizados y muriendo de sed mientras la contemplaban.

Estatua de Kormir, en la Plaza de Kormir en Linde de Divinidad.

La Diosa Kormir, es la Inmortal encarnación de Kormir, la Mariscal de los Lanceros del Sol. Fue quién derrotó al dios caído Abbadon absorbiendo sus poderes divinos y tomando el Conocimiento y la Verdad como sus principales dones, y sacrificando su vida humana con aquel sacrificio.

Como dios menor, también está Menzies que es el señor de la Destrucción y medio hermano de Balthazar con el que lucha para controlar la Fisura de la Aflicción.

Los Seis Dioses: Balthazar, Lyssa, Dwayna, Grenth, Melandru y Kormir, abandonaron Tyria tras el destierro de Abaddon y la ascensión de Kormir a deidad, cruzando de nuevo la Niebla.

Su presencia puede verse al arrodillarse ante alguna de sus estatuas en ciertos lugares de Tyria. Algo que ocurría cuando viajabas por el mundo antiguamente. Ahora, la presencia de estos puede sentirse sólo en alguna de sus estatuas.

Los Espíritus te sean favorables

La Naturaleza y los Norn somos uno.

Quizás por ello, muchos de los míos elijan como profesión ser cazadores. Aun así, no sólo esta profesión es la única entre los Norn.

Seas de la zona que seas en las Montañas Picoescalofriantes, si eres Norn, un Gran Espíritu te guía. Y cada uno de ellos, tiene su propio rincón en la ciudad de Hoelbrak, así como diferentes altares allá donde vayas por estas montañas.

Los Ravendeath nacemos bajo la protección del cuervo. Y esto es así desde mis antepasados. Cuando hace 200 años mi tatarabuela fue la primera en dejar su hogar y buscar por toda Tyria su destino. Yo poseo el mismo don que ella tuviera en su día, por ello mi profesión es Elementalista. Fue la primera bendecida por el cuervo, y por ello también fue Nigromante, dado que el cuervo es el espíritu del Inframundo y de la muerte.

El Cuervo es sólo uno de los espíritus de los Norn. La Ciudad de Hoelbrak posee exactamente cuatro santuarios principales (uno dedicado a cada espíritu que en su día nos ayudara a viajar hacia el sur) y un santuario menor que todo Norn conoce y venera. El visitante de Hoelbark puede acercarse a cualquier de los santuarios y conocer a sus Oradores, que son los chamanes (havroun en mi lengua) más poderosos de cada uno de los espíritus. Los Havroun atienden las necesidades de los espíritus y son capaces de cruzar a la Niebla con su voluntad, sin hacer uso de portales, para reunirse con los espíritus salvajes.

Muchos de nosotros nacemos bajo la protección de la Osa. Este espíritu es muchas veces llamado Gran Espíritu. Creo que lo llaman así, debido a que una de nuestras grandes heroínas estaba vinculado a ella, y la fortaleza era su mayor virtud. Jormag, el Dragón Antiguo de hielo, susurró promesas de poder a Svanir y lo convirtió en el primer campeón del dragón, mitad Norn y mitad Oso, cubierto por completo de hielo y que es conocido segíun la leyenda como el Oso Norn, que también le robó a su hermana, Jora (nuestra heroína más famosa y antigua), la habilidad de «convertirse en oso».

La estrategia y la valentía forman parte de las virtudes de los Norn nacidos bajo la protección de la Pantera de las Nieves. Este espíritu ayudó también a los míos a viajar hacia el sur de Tyria y por ello, se venera a estos animales que nos han protegido desde siempre.

El último de los santuarios, y no por ello menos importante, es el santuario dedicado a Lobo. La lealtad forma parte de sus dones principales, y su Chamán en el Santuario puede contarte historias increíbles sobre este espíritu.

Todos estos animales son protegidos por los míos, y están presentes en todos los rincones de Tyria en especial, en Las Montañas Picoescalofriantes. Si sabes dónde buscar, no sólo en Hoelbrak localizaras santuarios, también en otros puntos de nuestras tierras.

Es recomendación arrodillarse ante estos altares momentáneamente para pensar en el largo viaje comenzado, y esperar que te lleve de nuevo al hogar.

Existe un santuario menos más en Hoelbrak. Está dedicado a la Lechuza y es un lugar de recogimiento poco visitado por el viajero que no sabe que también se venera a este espíritu.

Si de algo nos enorgullecemos es de poseer un diente de Jormag, que es visto como el Gran Espíritu. El héroe Asgeir lo trajo consigo tras su lucha contra el dragón tras lograr arrancárselo. Todos los futuros héroes hemos pasado por el Gran Albergue, donde es expuesto el gigantesco diente he intentado golpearlo, porque la leyenda dice que si logras mellarlo, podrás derrotar al mismísimo Jormag cuando despierte.